Tag Archive | Muerte y destrucción

Quema

Quema

Durante toda la semana estuvimos repasando las actuaciones más destructivas de los creadores más importantes de la música moderna. Tomando prestado una idea de Dickens, no hay mejor manera de crear algo nuevo que destruir lo viejo. Rictchie Blackmore parece que se lo tomó al pie de la letra en su performance al final del concierto de Deep Purple en el California Jam.

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Gran piano de fuego

Gran piano de fuego

En el repaso que Monkeysfaction está haciendo de las mayores idas de olla sobre el escenario, con destrucción de instrumentos incluida, no podía faltar uno de los primeros, pero no por ello, menos destructivo. Aunque la historia no está del todo confirmada, el mito superó la realidad erigiendo a Jerry Lee Lewis como uno de los impulsores de una moda que inició a lo grande: prendiendo fuego a su piano.

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Robbie Williams sigue buscando su silla

Robbie Williams sigue buscando su silla

Si alguien puede presumir de actuaciones explosivas esos, sin duda, son el guitarrista portorriqueño Omar Rodríguez y su inestimable amigo y cantante Cedric Zavala. La dupla coincidió por primera vez en el grupo hardcore At the Drive In. Banda de referencia en el rock alternativo de finales del siglo XX, los de El Paso, Texas, convirtieron los escenarios que pisaron en auténticas batallas campales… muy a pesar de los demás integrantes de la agrupación.

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El arte de destruir guitarras

El arte de destruir guitarras

La destrucción de instrumentos es un elemento bastante habitual en las actuaciones de ciertos músicos… especialmente desde que Jimi Hendrix (o tal vez The Who) lo pusiera de moda.

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Destrozar guitarras es de niñas

Destrozar guitarras es de niñas

Como adelantó Gorgeous George el pasado viernes, Monkeysfaction deja atrás los playbacks protesta y da paso a una semana llena de destrucción. El de la música es un mundo que quema y, de vez en cuando, sus asalariados necesitan destruir cosas bellas como medio de escape para seguir hacia adelante. Pero que no se preocupe Jared Leto, su preciosa cara esta vez queda a salvo. La ira se la llevan guitarras, baterías, taburetes y algún que otro cardado despistado.

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